A mijita, por quien convertí mis
versos en una herramienta para tratar de mejorar su mundo.
A Julio Anguita, primero (entrevista
de 2011, en el programa Allanamiento de mirada, publicado en mayo de 2017), y
Eduardo Moga, después (La poesía en los tiempos de la cólera, conferencia en
Voces del extremo, en Moguer, en julio de 2017), por inducirme a buscar la
poesía en los términos y tiempos en que la trato de acoger en este libro.
A Voces del extremo, por el contagio
de no saberse solo en unos principios.
A Hammú, por el orden inverso de las
cosas. A Antonio Olaya, por la actitud y
proyección más científica de cada letra.
Al enemigo, mientras hayan palabras en mi barricada.
Al enemigo, mientras hayan palabras en mi barricada.
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